Cada vez que he ayudado a otros a disolver el dolor por la traición, he encontrado que las personas que se sienten traicionadas afrontan algunos elementos comunes. Casi se podría decir que hay unos obstáculos parecidos que necesitan ser disueltos antes de eliminar el malestar que les condiciona. Las tres dificultades más comunes que les impide restablecer su bienestar son:
El dolor es muy grande y les controla
Cuando descubres la infidelidad de tu pareja parece que tu pareja te ha producido el dolor que tú sientes, sin embargo tu dolor no es por lo que tu pareja haya hecho, si no por el significado que tu le das a eso que ha hecho. El significado es el valor personal que tú le pones a su comportamiento cuando proyectas tus ilusiones, tus ideas o tus pensamientos sobre cómo se supone que tu pareja tuvo que comportarse.
La prueba de que el dolor no te lo ha producido tu pareja está en que no te ha dolido su infidelidad hasta que te enteraste, es decir, el dolor que sientes ya estaba en ti, tu pareja solo lo ha despertado y ha abierto una puerta. Cuanto más personal te tomes su comportamiento, más alimentas tu propio dolor y más te sumerges en tu propio sufrimiento e inestabilidad. ¿Cuál es en verdad ese dolor que tienes dentro de tí?
Culpabilizas a tu pareja de “TODO”
Tú no eres víctima de tu pareja, pero si asumes este rol, conviertes automáticamente a tu pareja en un verdugo y en esta dinámica se crea un falso bueno y un falso malo, es decir, dos perdedores. En ninguna relación de pareja los resultados son unilaterales y más bien funciona el efecto de co-creación, es decir, los dos son responsables de lo que acontece y de lo que pasa en la relación, unos por acción y otros por omisión. En la dinámica de la infidelidad funciona exactamente igual. No hay víctimas ni verdugos, ni buenos ni malos.
Incorporar esta perspectiva en tu percepción reduce tu dolor y restablece una visión más equilibrada del mismo hecho. Si te miras a ti misma como responsable del 50% de lo que te acontece te saca de tu actitud de víctima y te fortalece, de lo contrario te aseguro que vas a sentirte como hundida en un pozo sin fondo. Esto no justifica la infidelidad de tu pareja, pero el hecho de culpabilizar a tu pareja por sentir tu dolor y por lo que ha ocurrido solo va a alimentar tu malestar y vas a quedarte enganchada y dependiente de esa vivencia.
Tu orgullo te protege
Mirar a tu pareja como la causa de tu mal es olvidarte de lo más importante, tú misma. Tu pareja es un espejo tuyo, te refleja aquello que tú no ves de ti misma. Seguro que me dirás que tú no eres infiel o no has sido infiel, y desde cierta perspectiva es cierto, pero desde otra perspectiva más profunda te aseguro que no es verdad. Todas las personas se comportan de forma infiel y muchas veces la infidelidad no es sexual pero no por ello deja de ser infidelidad, traición, engaño y mentiras. Sólo tu orgullo te hará decir y pensar YO NO SOY ASÍ y automáticamente vuelves al patrón de “un bueno y un malo”, en este caso disfrazado de YO SOY MEJOR QUE TÚ, o TU ERES PEOR QUE YO.
En mi experiencia como entrenador personal sé que no existe una experiencia que sea solo negativa. Quizás todavía no puedas ver la luz de lo que te pasa, pero ¿Y si detrás de lo que él haya hecho, hubiese un regalo valiosísimo y muy especial para ti? Imagina por un momento que fuese así, ¿estarías dispuesta a recorrer el camino necesario para descubrirlo? Puede que no sea posible que tú cambies el comportamiento de tu pareja, es más, no podrás cambiar lo que pasó, pero sí puedes cambiar tu percepción y el significado que su comportamiento tuvo o tiene para ti, para sentirte bien contigo misma, con o sin pareja, con o sin él…
Oscar Durán Yates
Si te han sido infiel y sientes rencor y angustia...
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